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Evangelio del día – Lectio Divina Juan 13, 21-33. 36-38

Lectio Divina
Martes 26 de marzo de 2024
Martes Santo

José Eduardo Ramírez-Esquipulas, Guatemala ✍🏻🇬🇹
San Juan 13, 21-33. 36-38

Invocación al Espíritu Santo

¡Oh Espíritu Santo!,
alma de mi alma, te adoro;
ilumíname, guíame,
fortifícame, consuélame,
dime que debo hacer,
ordéname.
Concédeme someterme
a todo lo que quieras de mí,
y aceptar todo
lo que permitas que me suceda.
Hazme solamente conocer
y cumplir tu voluntad.
Amén

1. Lectura
¿Qué dice el texto?

San Juan 13, 21-33. 36-38
Después de decir esto, Jesús estaba muy angustiado y declaró abiertamente a los discípulos: “En verdad les digo que uno de ustedes me traicionará”.
Los discípulos se miraban los unos a los otros, sin saber de quién estaba hablando. Uno de sus discípulos, aquel a quien Jesús amaba, estaba recostado a la mesa junto al pecho de Jesús, y Simón Pedro le hizo una señal para que le preguntara quien era aquel de quien estaba hablando. Entonces ese discípulo, recostado al pecho de Jesús, le preguntó: “Señor, ¿quién es?”
Jesús le contestó: “¡A quien yo le voy a dar un trozo de pan mojado, ése es!” Entonces, mojando un trozo de pan en el plato, se lo dio a Judas Iscariote, hijo de Simón. Y tan pronto como Judas recibió el pan remojado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo a Judas: “Lo que debes hacer, hazlo rápido”.
Ninguno de los que estaban en la mesa entendió por qué Jesús dijo esto. Como Judas era el responsable de la bolsa del dinero, algunos pensaron que Jesús le había dicho que comprara algo para la fiesta o que le diera algo de limosna a los pobres”.
Judas, después de haber tomado el trozo de pan, se fue de inmediato. Ya era de noche.
Cuando Judas salió de ese lugar, Jesús dijo: “Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y a través de Él, Dios es glorificado; y si a través de Él, Dios es glorificado, entonces Dios en sí mismo lo glorificará, y lo glorificará muy pronto. Hijitos, no estaré con ustedes por mucho tiempo. Me buscarán, pero como les dije a los judíos: ‘a donde yo voy, ustedes no pueden ir’; de la misma manera ahora se los digo a ustedes”.
Simón Pedro le preguntó a Jesús: “Señor, ¿a dónde vas?” Jesús le respondió: “No me puedes seguir por ahora a donde Yo voy, pero después me seguirás”.
Pedro volvió a preguntarle: “Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? ¡Estoy listo para dar mi vida por ti!”
Jesús le respondió: “¿En serio darás tu vida por mí? Ciertamente te digo que antes de que el gallo cante, habrás dicho tres veces que no me conoces”.

1.1 Releamos el texto

Hoy Martes Santo, la liturgia nos entrega un texto que nos invita a profundizar sobre el seguimiento de Jesús. Primero vemos la angustia de Jesús ante la proximidad de la pasión, comparte con sus discípulos esta angustia, pero también comparte un gesto con Judas, quien lo traicionará, de proximidad, de amigos, se comparte también con él, san Agustín dirá: “Salió en medio de la noche, aquel que era noche”, porque con Judas sale el que entró en él, quien creyéndose vencedor, será vencido en la Cruz. Al salir Judas, Jesús habla de la luz, habla de la Gloria de Dios, porque en la Pasión del Señor, lo que pareciera oscuridad, será la Luz la que domine, la Gloria de Dios. La pasión de Jesús no es una desgracia, la pasión es la revelación de la Gloria.
Pedro nuevamente toma la iniciativa, y vuelve a confundir los roles, en este caso la del Buen Pastor: “Yo doy la vida por mis ovejas”. Pedro quiere salvar al Salvador. Pero Jesús le recuerda que se debe vivir la Pasión en condición de discípulo. Para que uno esté en condiciones de cargar la Cruz debe dejar que Jesús la cargue primero. Antes se debe dejar salvar por ella. Se debe dejar amar por el crucificado.
Jesús le recuerda a Pedro que, aunque ame a Jesús, su amor es limitado y terminará negando a Jesús, lo comprenderá al final y le dirá a Jesús: “Señor tu lo sabes todo, tú sabes que te quiero” (en otras palabras, no te puedo amar en el mismo nivel que tú me amas).

2. Meditación
¿Qué me/nos dice el texto?

El texto de hoy nos lleva a reflexionar sobre el seguimiento a Jesús. A pesar de andar con él, Judas lo traicionó, pero Jesús nos sigue mostrando que lo importante es la luz, enfocarnos en la Gloria de Dios. Que también, al igual que Pedro, nos va a decir el Señor, hablas mucho, pero en la hora de la verdad, me niegas. Por eso es necesario que nos preguntemos:
– ¿Cuántas veces traiciono a Jesús, al parecer seguidor de Él, pero mi vida no cambia?
– Jesús sigue compartiendo su Pan (su Cuerpo y Sangre) con nosotros, nos muestra su amistad ¿cómo respondemos a esa entrega de Él por mí?
– Cargar la Cruz de Jesús es asumir las consecuencias de su seguimiento, muchas veces en las cosas pequeñas, ¿sigo al Señor siendo coherente en mi fe y en mi vida?
– ¿Qué otras preguntas nos hacen decir el texto en nuestro corazón?

3. Oración
¿Qué le digo al Señor en respuesta del texto?

Señor,
tu cumpliste tu misión en la Tierra,
que te encomendó tu Padre del Cielo.
Señor,
gracias por darnos tu Luz,
en medio de la oscuridad de la noche,
por mostrarnos la Gloria de Dios,
a pesar de que, muchas veces,
optamos por la oscuridad.
Danos Señor,
la humildad de Pedro,
de reconocer al final,
que somos débiles y
que necesitamos de Ti,
para seguirte tomando la Cruz.
Amén.

4. Contemplación
¿Qué cambios provoca el texto en mi vida?

…Me negarás…
Cuántas veces negamos al Señor, cuántas veces traicionamos la confianza que el Señor ha depositado en nosotros, por eso es necesario abrir nuestro corazón y pedirle al Señor:
“Señor, yo creo, pero aumenta mi fe”
“Señor, yo te quiero, pero necesito amarte”.
Contemplar es encontrarnos con el Señor y saber que nuestra vida depende del amor de Dios para salvarnos, que la salvación no depende de nosotros.

5. Acción
¿A qué acciones concretas me invita a hacer el texto?

Estamos en la Semana Santa. Qué triste cuando, en vez de vivirla como Santa la vivimos con zángana. Es momento de hacer opciones de vida.
Por los mismo los invito a que, revisando nuestra vida, cambiemos aquellos hábitos que tenemos en este tiempo y nos volquemos a vivir en el Señor. Que esta Semana sea un tiempo de santificación de nuestras vidas y que podamos ayudar a nuestros hermanos a santificar también sus vidas.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

 

Lectio Divina
Martes 26 de marzo de 2024
Martes Santo

José Eduardo Ramírez-Esquipulas, Guatemala ✍🏻🇬🇹
San Juan 13, 21-33. 36-38

Invocación al Espíritu Santo

¡Oh Espíritu Santo!,
alma de mi alma, te adoro;
ilumíname, guíame,
fortifícame, consuélame,
dime que debo hacer,
ordéname.
Concédeme someterme
a todo lo que quieras de mí,
y aceptar todo
lo que permitas que me suceda.
Hazme solamente conocer
y cumplir tu voluntad.
Amén

1. Lectura
¿Qué dice el texto?

San Juan 13, 21-33. 36-38
Después de decir esto, Jesús estaba muy angustiado y declaró abiertamente a los discípulos: “En verdad les digo que uno de ustedes me traicionará”.
Los discípulos se miraban los unos a los otros, sin saber de quién estaba hablando. Uno de sus discípulos, aquel a quien Jesús amaba, estaba recostado a la mesa junto al pecho de Jesús, y Simón Pedro le hizo una señal para que le preguntara quien era aquel de quien estaba hablando. Entonces ese discípulo, recostado al pecho de Jesús, le preguntó: “Señor, ¿quién es?”
Jesús le contestó: “¡A quien yo le voy a dar un trozo de pan mojado, ése es!” Entonces, mojando un trozo de pan en el plato, se lo dio a Judas Iscariote, hijo de Simón. Y tan pronto como Judas recibió el pan remojado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo a Judas: “Lo que debes hacer, hazlo rápido”.
Ninguno de los que estaban en la mesa entendió por qué Jesús dijo esto. Como Judas era el responsable de la bolsa del dinero, algunos pensaron que Jesús le había dicho que comprara algo para la fiesta o que le diera algo de limosna a los pobres”.
Judas, después de haber tomado el trozo de pan, se fue de inmediato. Ya era de noche.
Cuando Judas salió de ese lugar, Jesús dijo: “Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y a través de Él, Dios es glorificado; y si a través de Él, Dios es glorificado, entonces Dios en sí mismo lo glorificará, y lo glorificará muy pronto. Hijitos, no estaré con ustedes por mucho tiempo. Me buscarán, pero como les dije a los judíos: ‘a donde yo voy, ustedes no pueden ir’; de la misma manera ahora se los digo a ustedes”.
Simón Pedro le preguntó a Jesús: “Señor, ¿a dónde vas?” Jesús le respondió: “No me puedes seguir por ahora a donde Yo voy, pero después me seguirás”.
Pedro volvió a preguntarle: “Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? ¡Estoy listo para dar mi vida por ti!”
Jesús le respondió: “¿En serio darás tu vida por mí? Ciertamente te digo que antes de que el gallo cante, habrás dicho tres veces que no me conoces”.

1.1 Releamos el texto

Hoy Martes Santo, la liturgia nos entrega un texto que nos invita a profundizar sobre el seguimiento de Jesús. Primero vemos la angustia de Jesús ante la proximidad de la pasión, comparte con sus discípulos esta angustia, pero también comparte un gesto con Judas, quien lo traicionará, de proximidad, de amigos, se comparte también con él, san Agustín dirá: “Salió en medio de la noche, aquel que era noche”, porque con Judas sale el que entró en él, quien creyéndose vencedor, será vencido en la Cruz. Al salir Judas, Jesús habla de la luz, habla de la Gloria de Dios, porque en la Pasión del Señor, lo que pareciera oscuridad, será la Luz la que domine, la Gloria de Dios. La pasión de Jesús no es una desgracia, la pasión es la revelación de la Gloria.
Pedro nuevamente toma la iniciativa, y vuelve a confundir los roles, en este caso la del Buen Pastor: “Yo doy la vida por mis ovejas”. Pedro quiere salvar al Salvador. Pero Jesús le recuerda que se debe vivir la Pasión en condición de discípulo. Para que uno esté en condiciones de cargar la Cruz debe dejar que Jesús la cargue primero. Antes se debe dejar salvar por ella. Se debe dejar amar por el crucificado.
Jesús le recuerda a Pedro que, aunque ame a Jesús, su amor es limitado y terminará negando a Jesús, lo comprenderá al final y le dirá a Jesús: “Señor tu lo sabes todo, tú sabes que te quiero” (en otras palabras, no te puedo amar en el mismo nivel que tú me amas).

2. Meditación
¿Qué me/nos dice el texto?

El texto de hoy nos lleva a reflexionar sobre el seguimiento a Jesús. A pesar de andar con él, Judas lo traicionó, pero Jesús nos sigue mostrando que lo importante es la luz, enfocarnos en la Gloria de Dios. Que también, al igual que Pedro, nos va a decir el Señor, hablas mucho, pero en la hora de la verdad, me niegas. Por eso es necesario que nos preguntemos:
– ¿Cuántas veces traiciono a Jesús, al parecer seguidor de Él, pero mi vida no cambia?
– Jesús sigue compartiendo su Pan (su Cuerpo y Sangre) con nosotros, nos muestra su amistad ¿cómo respondemos a esa entrega de Él por mí?
– Cargar la Cruz de Jesús es asumir las consecuencias de su seguimiento, muchas veces en las cosas pequeñas, ¿sigo al Señor siendo coherente en mi fe y en mi vida?
– ¿Qué otras preguntas nos hacen decir el texto en nuestro corazón?

3. Oración
¿Qué le digo al Señor en respuesta del texto?

Señor,
tu cumpliste tu misión en la Tierra,
que te encomendó tu Padre del Cielo.
Señor,
gracias por darnos tu Luz,
en medio de la oscuridad de la noche,
por mostrarnos la Gloria de Dios,
a pesar de que, muchas veces,
optamos por la oscuridad.
Danos Señor,
la humildad de Pedro,
de reconocer al final,
que somos débiles y
que necesitamos de Ti,
para seguirte tomando la Cruz.
Amén.

4. Contemplación
¿Qué cambios provoca el texto en mi vida?

…Me negarás…
Cuántas veces negamos al Señor, cuántas veces traicionamos la confianza que el Señor ha depositado en nosotros, por eso es necesario abrir nuestro corazón y pedirle al Señor:
“Señor, yo creo, pero aumenta mi fe”
“Señor, yo te quiero, pero necesito amarte”.
Contemplar es encontrarnos con el Señor y saber que nuestra vida depende del amor de Dios para salvarnos, que la salvación no depende de nosotros.

5. Acción
¿A qué acciones concretas me invita a hacer el texto?

Estamos en la Semana Santa. Qué triste cuando, en vez de vivirla como Santa la vivimos con zángana. Es momento de hacer opciones de vida.
Por los mismo los invito a que, revisando nuestra vida, cambiemos aquellos hábitos que tenemos en este tiempo y nos volquemos a vivir en el Señor. Que esta Semana sea un tiempo de santificación de nuestras vidas y que podamos ayudar a nuestros hermanos a santificar también sus vidas.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

 

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